Sofá Chéster: 10 razones para amarlos

Sofá Chéster: 10 razones para amarlos
2 julio, 2018 iSofas
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Pocos muebles pueden decir con orgullo que han aguantado el paso de los siglos casi sin inmutarse… Por eso (y por diez motivos más ) el Chester es el sofá más famoso del mundo.

Dan muchísima personalidad a un ambiente. Esta pieza es capaz de transformar un espacio por completo. Un salón con un Chéster no es un salón corriente: el aura que desprende este mueble tan especial lo dota de una fuerte personalidad al instante, sin necesidad de añadir demasiadas florituras. Y eso no lo puede decir un sofá cualquiera…

Aporta glamour a la decoración. Su pasado aristocrático, que podrás descubrir si sigues leyendo, lo delata. Se trata de un mueble elegante en esencia, creado para guardar las apariencias, para ser distinguido y sentarse erguido. Todo ello hace que se rodee de un halo glamouroso, que transmite con fuerza en el ambiente donde se coloque.

Se puede tapizar en múltiples tejidos y colores. Aunque el original es el clásico cuero marrón, con el paso de los años decoradores y diseñadores han adaptado este pieza según las tendencias. Es por ello que podemos encontrar la misma estructura robusta con distintos «vestidos» que la hacen más suave, como el terciopelo de moda, algodón para un estilo más actual, en tonos sobrios o estridentes…

Se adapta a todo tipo de estilos. Aunque es el rey del look loft, con toques masculinos, su carácter cameleónico lo hace apto para todo tipo de decoraciones. Si se tapiza en terciopelo rosa palo, por ejemplo, se integra en ambientes sutiles y femeninos. En su versión más famosa, en cuero marrón, encaja en salones más bohemios. Si se elige en tela con tacto de melocotón y en un tono beige, se vuelve neutro y atemporal.

Se actualiza constantemente. Es una pieza en constante renovación, no ya por su diseño base, impertérrito a lo largo de los años, pero sí por las continuas adaptaciones, como cambios en su tapizado y otros detalles que lo pueden hacer más moderno.

 

 

Ideales para dar un toque british y masculino. Por algo son obra y gracia del estilo clásico inglés y fueron creados para los clubs sociales privados de caballeros. Su esencia ha persistido a lo largo de los años, emanando esa imagen de clase y sofisticación como pocos muebles.

 

Se actualiza constantemente. Es una pieza en constante renovación, no ya por su diseño base, impertérrito a lo largo de los años, pero sí por las continuas adaptaciones, como cambios en su tapizado y otros detalles que lo pueden hacer más moderno.

Se combina genial. Enfrentado a otro sofá de un estilo totalmente opuesto, queda estupendamente. Si no te da miedo arriesgar y te encanta la riqueza que aporta el contraste en un salón, esta combinación te dará grandes alegrías. Y es que, a pesar de ser un mueble con una enorme personalidad, es capaz de mezclarse dando muy buenos resultados.

Para todos los tamaños. Si tu piso es pequeño y no te cabe el clásico modelo para tres o más plazas, apuesta por su versión sillón. El hijo pequeño del Chéster es un asiento cómodo y estiloso que gracias a sus brazos recoge todo el cuerpo. Muy acogedor.

¡Qué bien le sientan los años! El Chéster es como el buen vino, cuántos más años pasan, mejor es. Si es de piel auténtica, cuando va envejeciendo adquiere ese aire vintage y boho chic tan cautivador. Las marcas por uso no lo afean, como pasa con el resto de sofás, sino que le dan un aspecto vivido muy cotizado.

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